«Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna,
—Arturo Cova
Jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia…»
Es una creación escénica realizada a partir del encuentro con una novela que hi?órica y dramáticamente nos remite a ciertos sucesos borrados de la memoria por un país acostumbrado a la amnesia colectiva. A comienzos del Siglo XX Colombia permitió que en la Amazonía se practicara la esclavitud, el etnocidio y el menosprecio por una región de importancia inapreciable.
En la Vorágine, José Eustasio Rivera nos habla de la vida y la muerte en las caucherías y nos permite incursionar por parajes selváticos y por los laberintos interiores de la condición humana. Los Llanos Orientales y la Selva son el fondo. El trasfondo desarrolla la temeraria fuga de Arturo Cova y Alicia, un poeta de espíritu impulsivo y contradictorio y una joven mujer escapada de una familia intolerante. En el viaje, huyendo de autoridades, rumores y di?cultades, los destinos de la pareja se cruzan y se destejen en relación a nuevos sitios y personas, hasta llegar al epicentro del remolino insaciable que los devora sin que exista redención posible.
La novela es delirante, poética, trágica y resulta reveladora. La propuesta teatral nació de asimilar la narración novelística desarrollando un trabajo de tablas donde se procesaron los acontecimientos neurálgicos del relato original y se retomaron los principales personajes. El resultado es una obra colombiana de tono universal.
Ficha Artística
Adaptación y Dirección: Juan Carlos Moyano
Actuación:
Daniel Maldonado
Camilo Solano
Clara Inés Ariza
Sandra Silva
Joan Jiménez
Marcia Quintero
Diana Pabón
Libera Woszezenczuk
Asesoría canto del yagé: Beto Villada
Realización musical: José David Díaz, Daniel Maldonado
Vestuario: Libera Woszezenczuk, Geraldine Wells
Concepto escenográfico: Juan Carlos Moyano
Concepto de iluminación: Juan Carlos Moyano
Diseño Visual: Sol Baltazar
Producción: Teatro Tierra
Comentario de prensa:
“La Vorágine es un triunfo de la simplicidad. Lo que parecía imposible, esto es, adaptar al teatro una historia que sólo parecía eficaz gracias a los artificios de la palabra, Moyano y sus cómplices de la Tierra lo consiguen con absoluta contundencia. Un grupo de actores que saben a la perfección lo que es pararse sobre las tablas… Cuando la obra termina, cuando el público aplaude los riesgos de vida y muerte que han corrido los actores, es el momento en el que uno le agradece al dios de los infiernos que el Teatro exista sobre la Tierra.”
Sandro Romero Rey. El Tiempo.com mayo/2008