“Me acojo a los que han dicho del Teatro Tierra que están construyendo
Gilberto Martínez
un lenguaje que es único en la dramaturgia colombiana
No ha sido fácil ensayar diariamente, en épocas boyantes y tiempos difíciles. Se ha requerido disciplina, perseverancia y claridad en los rumbos elegidos para forjar una estética surgida a finales del siglo XX y a comienzos del siglo XXI, recogiendo tradiciones de nuestro teatro y proponiendo innovaciones de fondo, libres de modas y presiones comerciales. Junto a lo artístico se ha tenido una actitud ética y filosófica emparentada con maestros como Eugenio Barba, Isso Miura, Peter Schumman, Santiago García, Beatriz Camargo, Willson Pico y Gilberto Martínez, quienes han sido inspiración y soporte en las bregas de un trabajo comprometido desde las exigencias cotidianas de las tablas.
Pero ha resultado fascinante inventar mundos, evocar las transfiguraciones de la historia, los conflictos de la vida, los misterios de la muerte y los signos del drama humano, común en todas las etapas del devenir, en las distintas culturas, en la diversidad de cada individuo y en la presencia de los personajes que nacen, aman, sueñan, sufren, se deleitan, perecen y resurgen en cada función, como si fueran parte de las personas que los interpretan. Viajar ha sido una manera de verterse en otras latitudes con divertimentos, reinvenciones y fabulosos recuentos de narraciones reales e imaginarias.
Visitar barrios, municipios, ciudades, países, escenarios, lenguas, culturas y personas nos ha enriquecido como seres humanos y como artistas y nos ha hecho sentir que somos colombianos universales. Soñamos con matices y contrastes que nos hacen entender y disfrutar el oficio que asumimos con pasión y rigor, porque lo creativo nos aproxima a la idea del artista como artífice de las pulsaciones emotivas de la gente.
Creemos que hacer teatro en Colombia es indispensable porque el espíritu del arte escénico es revelador y contribuye a satisfacer la necesidad de recrearse en forma imaginativa y directa, como si la vida se desdoblara en cada escena y se reconstruyera con cada aplauso. Los espectadores han sido medulares y han correspondido a la inversión de esfuerzo y a las expectativas que siempre nacen, cuando es necesario estrenar e iniciar la historia pública de los montajes. Hoy en día el Teatro Tierra es poseedor de un estilo auténtico, de una manera de realizar los montajes, de un método actoral que ha surgido del estudio, la investigación, el aprendizaje permanente y la alquimia del escenario.
En 1989 éramos un grupo dispuesto a proyectar su trabajo desde el riesgo creativo y la permanencia teatral, treinta años más tarde contamos con un amplio repertorio, una sede de trabajo, una experiencia de larga trayectoria y un mundo que todavía, afortunadamente, estamos descubriendo. Con la inauguración de la Casa del Arbol inverso, nuestra sede-laboratorio, queremos abrir la posibilidad de transmitir los saberes acumulados y reproyectar los pasos del teatro a las próximas generaciones. En 2019, unimos experiencia y juventud para que los tiempos venideros sean perdurables.